El mundo parece estar retrocediendo en sus esfuerzos por acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas.
En 2021 cerca de 828 millones de personas sufrieron hambre crónica en el mundo, un aumento de 46 millones desde 2020 y 150 millones desde 2019, según la última edición del estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI), de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Las cifras muestran que el panorama antes del conflicto europeo ya era preocupante y se ha agravado especialmente para los más pobres y los más vulnerables. Rusia y Ucrania son países clave en los mercados internacionales de fertilizantes y alimentos, por lo cualel conflicto tiene efectos en el comercio y los precios globales que complican el suministro de alimentos.
Antes de la guerra, los precios de los productos básicos alimentarios estaban por las nubes debido a la interrupción de la cadena de suministro, además del incremento en los costos de la energía e insumos agrícolas. Estos factores “seguirán afectando la seguridad alimentaria y la nutrición de muchos países en los meses y años venideros”, señaló el Director General de la FAO, Qu Dongyu, durante una reunión del Grupo de los Veinte (G-20).
Aproximadamente 2.300 millones de personas padecíeron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021, 350 millones más en comparación con 2019, advirtió el informe de la FAO.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial de Comercio (OMC) señalaron que 25 países han optado por restringir las exportaciones, que afectan a más del 8 % del comercio mundial de alimentos.
Otro de los aspectos que destaca el informe es el cambio climático y sus efectos negativos en la agricultura y la ganadería. La FAO advierte que se espera que las preocupantes tendencias climáticas vinculadas al fenómeno de La Niña desde 2020 continúen hasta finales de 2022, incrementando las necesidades humanitarias y el hambre aguda.
El organismo internacional pidió al G-20 apoyar la creación de un fondo que ayude a los 62 países más vulnerables, para cubrir los costos de importación de alimentos en medio de la actual crisis mundial de seguridad alimentaria. Estos países se encuentran principalmente en África, Oriente Medio y Asia.
El Servicio de Financiamiento de la Importación de Alimentos (FIFF), que propuso la FAO a principios de este año, “ayudará a los países a financiar sus compras de alimentos para minimizar cualquier riesgo de malestar social. Con su apoyo, podría ser implementado por las principales agencias financieras multilaterales bajo su mecanismo financiero de balanza de pagos”, agregó su Director General.
Los costos de importación de alimentos para estas 62 naciones, que son importadoras netas de alimentos en los grupos de ingresos bajos y medianos bajos, aumentó a USD $24.600 millones. Esto afecta a 1.790 millones de personas, según estimaciones de la FAO.
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