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Harris Trump ¿qué cambiará tras las elecciones en Estados Unidos?

Oct 8, 2024

Ni Trump ni Harris cambiarán el enfoque de la política exterior de EE.UU. tras las elecciones de noviembre de 2024, a pesar de la tensión global y la creciente competencia con China.

Las elecciones en Estados Unidos del próximo 5 de noviembre, aunque genera expectativa a nivel internacional, no promete modificar el rumbo que ha seguido en el plano exterior. Las tensiones actuales ponen a EE.UU. bajo la constante atención de otros países.

A pesar de las crecientes rivalidades, sigue siendo la única nación que combina poder económico y militar, además de ejercer una gran influencia cultural y en otros ámbitos.

Tren maglev Qingdao de levitación magnética en China, un ejemplo del liderazgo tecnológico de China frente a Estados Unidos en áreas como las energías renovables y la alta velocidad.

La competencia económica: China como rival emergente

En el ámbito económico, la supremacía de EE.UU. está cada vez más desafiada por China. Mientras que EE.UU.  representa el 21,5% del PIB mundial, China se ha consolidado con un 13,9%. Sin embargo, si se considera la paridad en poder adquisitivo, China ya supera a EE.UU., según el Banco Mundial, y muchos analistas pronostican que en poco tiempo será la principal economía mundial. Además, China lidera por mucho en áreas tecnológicas como; el desarrollo nuclear, la construcción de trenes de alta velocidad, la inteligencia artificial, la computación cuántica y las energías renovables.

Aunque el PIB per cápita de China sigue siendo inferior al de EE.UU., la fuerza de este último reside en su control sobre instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, el FMI y el uso del dólar como moneda de referencia en el comercio. No obstante, la deuda pública de EE.UU. que equivale al 122% (aproximadamente 35 billones de dólares) de su PIB, es un problema que podría agudizarse si el dólar pierde su protagonismo en el comercio, como algunas tendencias parecen sugerir.

Portaaviones militar de EE.UU., demostrando su poderío militar que sigue siendo un factor importante en las elecciones en Estados Unidos.

Superioridad militar en entredicho

EE.UU. continúa siendo la nación con el mayor presupuesto militar, superando al de las siguientes diez naciones combinadas. Con 800 bases militares en el extranjero, su capacidad para intervenir globalmente a través de sus bases y alianzas militares sigue siendo un hecho, aunque en conflictos recientes como el de Ucrania, se ha puesto en duda la superioridad tecnológica que muchos daban por segura. Rusia, con sus avances militares y su participación en conflictos como Siria y África, ha puesto en entredicho la hegemonía estadounidense, aunque sigue sin poder igualar la capacidad de intervención simultánea de EE.UU. en varias regiones.

 La Estrategia de Seguridad Nacional de Joe Biden identifica a China como el principal adversario y a Rusia como una amenaza en Eurasia. Sin embargo, el enfoque general hacia estos dos países no parece que cambie significativamente tras las elecciones en Estados Unidos, dado que ambos partidos coinciden en mantener la competencia en estos frentes.

Hombres palestinos cargando a un herido tras un ataque israelí, relacionado con el apoyo de Estados Unidos a Israel en las elecciones en Estados Unidos. Fotografía de hosny salah en Pixabay.

Trump y Harris ante el conflicto

Donald Trump ha mantenido una postura pragmática y ha sugerido que Estados Unidos no debe involucrarse en guerras que no puede ganar. Sin embargo, esto contrasta con su firme apoyo a la intervención de Israel en el Medio Oriente, donde respalda la agresión contra Palestina. Su retórica, aunque critica el involucramiento militar en otros países, sigue siendo belicista, sobre todo en lo relacionado con la región.

Kamala Harris, por otro lado, comparte una postura similar en cuanto a su apoyo a Israel, pero pretende, sin lograrlo, darle un tono más «humanitario» a su discurso, aunque estas iniciativas suelen verse como inútiles, dado que no abordan el conflicto de manera justa. Harris ha mantenido una línea de apoyo continuo a Ucrania en la guerra contra Rusia, respaldando a Zelenski con un paquete de ayuda que ha superado los 250 mil millones de dólares hasta la fecha.

En cuanto a la guerra de Ucrania, Trump prefiere que sean los europeos quienes se encarguen de sostener el conflicto. Harris, por su parte, ha mostrado una mayor disposición a continuar con el apoyo activo a Ucrania, reafirmando la política actual de involucramiento directo.

Hombre en una granja de Estados Unidos, reflejando la preocupación de los votantes por problemas domésticos como la inflación y la inmigración en las elecciones en Estados Unidos.

Las preocupaciones de los norteamericanos de a pie

Dentro de Estados Unidos, la población está más preocupada por problemas domésticos como la inflación, la inmigración, la drogadicción y la seguridad, sin comprender que estos temas están estrechamente vinculados a la política exterior que Estados Unidos ha desarrollado en el mundo. La presencia militar universal de EE.UU. y su intervención en conflictos internacionales generan desequilibrios económicos y sociales que, indirectamente, influyen en la vida cotidiana de sus ciudadanos.

El poder blando y la cultura estadounidense

Estados Unidos sigue siendo el mayor exportador de ideología, cultura e influencia a través de sus medios, redes sociales, cine y música. Esta capacidad de difusión, conocida como «poder blando», le permite moldear opiniones y valores a nivel mundial. Su ideario democrático, el idioma y su concepción de los derechos humanos son presentados como universales, lo que le otorga una influencia sin precedentes en la mentalidad de miles de millones de personas.

Sin embargo, en los últimos años, este poder blando se ha visto desafiado. Mientras que la influencia de EE. UU. sigue siendo fuerte en América Latina y otras regiones, China ha comenzado a ganar terreno, especialmente en Asia y algunos países del Sur Global. A pesar de estos avances, los valores y aportes de China y Rusia aún están lejos de igualar la penetración cultural estadounidense.

El deterioro interno en la política de EE. UU., sumado a su polarización y crisis sociales, ha debilitado su capacidad de proyectar una imagen cohesionada y atractiva. Este declive coincide con el resurgimiento del nacionalismo en países como Turquía, Rusia, China e India, que han comenzado a reivindicar sus tradiciones y culturas locales como respuesta a la globalización impulsada por Estados Unidos. En varias regiones del mundo islámico y en África, este retorno a las raíces culturales y el rechazo a las imposiciones externas también se está fortaleciendo. Un debate sin sorpresas

Debate presidencial de 2024 entre Donald Trump y Kamala Harris en el contexto de las elecciones en Estados Unidos. Fotografía de Getty Images.

Un debate sin sorpresas

En estas elecciones, ni Kamala Harris ni Donald Trump parecen tener un programa que despierte entusiasmo fuera de EE.UU.  Harris, por un lado, podría contar con el apoyo de sectores jóvenes y feministas, aunque su postura ante problemas internacionales, como el conflicto entre Israel y Palestina, no difiere mucho de la del actual presidente. Trump, por su parte, sigue dirigiéndose a un electorado preocupado por los problemas internos, prometiendo un retorno a los días de gloria del país, aunque omitiendo las consecuencias negativas de sus políticas exteriores.

Todo apunta a que, independientemente del resultado electoral, la estrategia intervencionista de EE.UU.  no sufrirá cambios importantes. La política exterior, caracterizada por intervenciones militares y su influencia en la economía mundial, parece estar lejos de ser modificada, incluso si el país enfrenta desafíos en su liderazgo a nivel internacional.

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