PORTAFOLIO / Por: Germán Umaña Mendoza, Decano de economía, Universidad Central
No es que haya nubarrones, la verdad es que está lloviendo a cántaros en la economía internacional, y por nuestro país no escampa. Ya son hechos, la disminución de las tasas de crecimiento de China, el riesgo de recesión en la Unión Europea, aun de sus dos más importantes miembros, Alemania y Francia, y la disminución dramática del crecimiento proyectado de Latinoamérica, aunque crece el PIB de Estados Unidos.
Surgen, entonces, importantes inquietudes. Lo primero, es obvio que el faltante fiscal actual de 12,5 billones de pesos, aumentará en el corto plazo por la caída en los precios de petróleo y de otros commodities, puesto que estaremos por debajo de lo proyectado en el presupuesto nacional para el 2014, y de lo que se ha planteado como supuesto en el Marco Fiscal de Mediano Plazo.
En segundo lugar, con la presión fiscal a la que estamos sometidos, es necesario saber cómo van a manejar la Regla Fiscal, que como dije en un artículo anterior, es un ‘tiro en el pie’, que se infringieron los ministros de Hacienda y el equipo económico del Gobierno. O cambian la ley o la violan, o, en su defecto, aprietan más con impuestos a los de siempre y recortan el gasto en educación, salud y otros derechos fundamentales. Eso sí, todo menos eliminar las prebendas o exenciones a la inversión.
Lo tercero, la situación de las cuentas externas por el mayor déficit de cuenta corriente: bajan las exportaciones totales, hasta ahora aumentan las importaciones, se acelera el ritmo de salida de utilidades de las multinacionales y disminuyen las remesas que envían los colombianos en el extranjero. Además, el financiamiento de este déficit se lograba con la entrada creciente de la inversión extranjera directa, la cual ya muestra signos de estancamiento y, de otra parte, con la entrada de los capitales golondrina que empezarán a volar hacia países más seguros.
Hay también algunos aspectos positivos: lo que perdíamos por corrupción ha disminuido. Los administradores públicos han tomado distancia de los carruseles de contratación gestados desde lo privado. Las importaciones se encarecerán por la inevitable devaluación y serán, en parte, sustituidas por la producción nacional, lástima que su oferta tenga un alto grado de inelasticidad y, adicionalmente, nos daremos cuenta de nuestra vulnerabilidad externa para hacer un examen de conciencia de la ineficiencia de los acuerdos de protección de inversiones.
Seamos claros, ya no es teoría que la situación económica de Colombia y Latinoamérica cambió para mal. Este año, sostendremos un crecimiento del PIB de no más del 4 o 5 por ciento por las inversiones en infraestructura, pero en el 2015 se manifestarán todos los efectos de lo descrito.
El Marco Fiscal de Mediano Plazo implica más impuestos y apretarse más el cinturón, la junta directiva del Banco de la República tendría que ser laxa en lo monetario y bajar las tasas de interés. La verdad, la crisis ya no es solamente una posibilidad lejana.
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