Por: Juan Ahumada Farietta
La extravagancia con que Trump ha manejado la crisis de la pandemia, aunque mucho tiene del singular talante del mandatario de la primera superpotencia mundial, en el fondo representa una concepción de la sociedad.
Aparte la absurda receta de inyectarse desinfectante, aplicada por centenares de estadounidenses, o promocionar la venta de medicamentos no probados para tratar el virus, Trump difunde partes optimistas sobre el incremento del contagio y la elevada mortalidad; reparte culpas, señalando primero a la prensa por alarmista; después a los gobernadores demócratas por ineficientes; seguidamente a los inspectores de salud como conspiradores; a la OMS por ocultarle información, y, finalmente, a los Chinos[1], a quienes había exculpado previamente, y todo eso, como parte de su campaña electoral en busca de la reelección. Cuando la estadística de la pandemia era alarmante, argumentó que su discurso optimista respondía a su papel como líder, que lo obligaba a transmitir optimismo a la nación.
Sólo el 13 de marzo, Trump declaró la emergencia nacional, cuando las aerolíneas habían reducido sus vuelos internacionales, en principio el principal medio de contagio, por el efecto de las restricciones impuestas por los países europeos y latinoamericanos, y el bajo número de pasajeros [2] .
Con mayor o menor indiscreción, el discurso esencial es el mismo del Primer Ministro del Reino Unido, Boris Jhonson; del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y del primer ministro Italiano, Giuseppe Conte, reconocidos exponentes de la derecha.
Ante la pandemia, lo que ellos sostienen es que la economía debe seguir operando, a cualquier costo en vidas. costo en vida. El darwinismo social es su credo y su apuesta es que el mercado resuelva los desajustes, incluida la eliminación de millones de personas que representan una carga económica para los Estados y no son productivos.
Han sostenido que las cifras de contagio o de mortalidad son bajas, que la situación está controlada, que se han tomado las medidas adecuadas, que no se debe generar pánico, que el aislamiento provocará, por sus efectos en la economía, más muertos que el Covid19.
Paralelamente, promocionan e inclusive aúpan las protestas de los sectores económicos que exigen el levantamiento de las restricciones.
Por su parte, los socialdemócratas y la “izquierda europea”, aunque debidamente adobados con un discurso en defensa de la vida, han mostrado gravísimas inconsecuencias. Según encuestas recientes, el 94,45% de los ciudadanos piensa que Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español, pudo haber tomado medidas de prevención del contagio más estrictas y con más anticipación [3]. En el afán de reactivar la economía está tomando medidas de apertura, cuando aún existe incertidumbre respecto a la evolución del contagio. Otro tanto se puede decir de Emmanuel Macron, militante del Partido Socialista y creador del movimiento En Marcha, que lo llevó a la presidencia de Francia[4].
En Colombia, el presidente Duque, burócrata de carrera de la banca internacional, tiene un discurso discreto, que respalda con cifras y conceptos de médicos y epidemiólogos, con el que encubre su fidelidad a la línea conservadora, manipulando las cifras[5] y rompiendo, en la práctica la cuarentena.
[1] https://gestion.pe/mundo/eeuu/al-agravarse-pandemia-trump-busca-a-quien-culpar-noticia/
[2] https://www.infobae.com/america/eeuu/2020/03/26/el-transporte-aereo-de-eeuu-cayo-casi-84-en-dos-semanas/
[3] https://www.lavanguardia.com/politica/20200329/48146880004/pedro-sanchez-pandemia-coronavirus-covid-19-elecciones-proyeccion.html
[4] https://www.aa.com.tr/es/an%C3%A1lisis/la-lucha-de-francia-contra-la-pandemia-covid-19-digna-de-un-pa%C3%ADs-en-v%C3%ADas-de-desarrollo/1832622
[5] https://www.youtube.com/watch?v=4X3xs33tk0A