La autonomía sanitaria de Colombia está en peligro por irregularidades en pruebas realizadas por el ICA, este hecho afecta a los laboratorios nacionales encargados de producir vacunas contra la fiebre aftosa. Si estas trabas continúan, el país podría perder su capacidad de mantener su estatus como territorio libre de fiebre aftosa con vacunación, comprometiendo la economía ganadera y la seguridad sanitaria.
Colombia libre de fiebre aftosa
La inmunización del ganado colombiano contra la fiebre aftosa se ha llevado a cabo de manera constante, lo que ha permitido que Colombia sea reconocido como territorio libre de esta enfermedad con vacunación. Esto ha facilitado la comercialización de los productos derivados de la ganadería en mercados internacionales.
La fiebre aftosa es una enfermedad viral que no afecta a los humanos, pero su propagación entre bovinos y otras especies de pezuña partida —como cerdos, ovejas y cabras— resulta altamente agresiva y veloz. Incluso especies silvestres como venados, chigüiros y dantas pueden contraer y transmitir el virus, lo que aumenta el riesgo para los ecosistemas y la economía del sector ganadero.
Producción nacional y autonomía sanitaria
En Colombia el proceso de vacunación se lleva a cabo dos veces al año. Dos laboratorios nacionales, VECOL y LIMOR Colombia S.A.S, se encargan de proveer las dosis necesarias, con una distribución del 70% y 30% respectivamente. Gracias a la capacidad productiva de estos laboratorios, el país no solo mantiene autonomía en el manejo de esta enfermedad, sino que también tiene la posibilidad de exportar vacunas a otros territorios de la región.
A lo largo del tiempo, estos dos laboratorios han entregado vacunas de manera puntual y con las condiciones exigidas por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), cumpliendo con los estándares internacionales de calidad. Sin embargo, recientemente surgió el riesgo de una posible escasez de vacunas para 2025 debido a irregularidades en las pruebas realizadas por el ICA.
Irregularidades en pruebas del ICA
Entre estas irregularidades destacan las restricciones para que los laboratorios participen en los procesos de inspección, control y verificación de las pruebas, una práctica que se ha llevado a cabo en el pasado y que es común a nivel internacional. En episodios similares, los laboratorios han probado que los errores técnicos en los procedimientos del ICA han ocasionado el rechazo de lotes que cumplían con los requisitos, lo que ha llevado a que dichas decisiones se reviertan posteriormente.
El rechazo de lotes genera consecuencias importantes en términos de salud animal y economía. Esto podría derivar en la necesidad de importar vacunas, las cuales no solo tienen un costo cinco veces superior al de las nacionales, sino que además podrían no ser adecuadas para las cepas de aftosa que predominan en el país. Esta situación también afecta a las empresas locales, que con inversiones significativas y un alto desarrollo científico y técnico, enfrentan el riesgo de sufrir perdidas considerables que comprometen su estabilidad.
Si VECOL no logra producir todas las vacunas requeridas para 2025 debido a ajustes operativos, mantenimientos o incluso huelgas, generar un impacto negativo sobre LIMOR podría acelerar la necesidad de importar vacunas, comprometiendo seriamente la autonomía sanitaria del país.
Demoras y cuestionable rigor técnico
En las pruebas oficiales, los laboratorios entregan al ICA-LANIP (Laboratorio Nacional de Insumos Pecuarios) lotes de vacunas de aproximadamente 2,5 millones de dosis bajo estrictas condiciones de cuarentena, refrigeración y custodia. Sin embargo, esta entidad puede tardar hasta 150 días en realizar los análisis necesarios.
El ICA evalúa las vacunas en una muestra de bovinos cuyas condiciones iniciales no siempre son revisadas de manera adecuada. Estas pruebas, que dependen de técnicas y reactivos susceptibles a errores humanos, pueden verse afectadas no solo por la correcta aplicación de la vacuna, sino también por factores como el estado de salud, la alimentación y el nivel de estrés de los animales.
El uso de pruebas con cuestionable rigor técnico, como la ELISA CFL de PANAFTOSA, exige que se brinden garantías claras a los laboratorios productores. En caso de ser necesario, sería adecuado realizar verificaciones adicionales en centros internacionales que dispongan de suficiente respaldo científico. No obstante, esta alternativa se le ha negado a LIMOR.
LIMOR es un referente de calidad
Con una trayectoria de más de 58 años en el suministro de insumos agrícolas en Colombia y 27 años dedicados a la producción de vacunas contra la fiebre aftosa, LIMOR ha producido más de 400 millones de dosis y mantiene una destacada capacidad para exportar gracias a que su calidad es reconocida a nivel internacional. Además, constituye una fuente relevante de empleo para personal altamente capacitado.
Un fallo a favor de la transparencia
Sin embargo, desde agosto de 2023, el rechazo de varios lotes de vacunas y la negativa del ICA a permitir verificaciones independientes de las pruebas han generado pérdidas superiores a 30 mil millones de pesos para LIMOR. Esto afecta a un laboratorio que a lo largo de su historia ha cumplido con los requisitos técnicos y científicos, ha sido avalado por auditorias y consultorías externas con resultados positivos.
Ante estas medidas, LIMOR interpuso una acción de tutela, argumentando que el ICA había vulnerado su derecho al debido proceso al impedir su participación en las pruebas de calidad. El 6 de noviembre de 2024, el Tribunal Superior de Bogotá falló a favor de la empresa, ordenando la repetición de las pruebas con la presencia de un delegado de LIMOR para garantizar la transparencia. Este fallo marca un precedente en la defensa de los derechos de los productores frente a decisiones administrativas.
VECOL, con un 82% de participación estatal, también ha sufrido perjuicios al verse impedido de atender mercados internacionales.
Erradicar la fiebre aftosa es asunto de interés nacional
En Colombia, la Ley 395 de 1997 priorizó como un asunto de interés nacional la erradicación de la fiebre aftosa, y estableció que la distribución de la vacuna debe realizarse a través del Administrador del Fondo Nacional del Ganado (FNG), gestionado por la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan).
Esta organización, responsable de la planeación y aplicación obligatoria de la vacuna en todo el territorio ganadero, ha señalado la importancia de mantener la producción local de los laboratorios y de garantizar que estas cuenten con los procedimientos necesarios para comprobar su calidad. Asimismo, ha solicitado tomar las medidas pertinentes para asegurar el suministro de vacunas en 2025.
Estamos ante un «industricidio»
Demogan califico las acciones del ICA como un «industricidio» y advirtió sobre las políticas que amenazan la estabilidad de las empresas productoras de vacunas, la sanidad del hato ganadero colombiano y las exportaciones.
Para conservar el estatus de país libre de fiebre aftosa con vacunación, impulsar las exportaciones de productos ganaderos y proteger la industria local, se requiere que el Gobierno elimine las trabas que limitan el desarrollo de los laboratorios nacionales. Si no se toman medidas inmediatas, se verá comprometida la sanidad animal y el sustento de miles de colombianos vinculados directa o indirectamente a esta cadena productiva.