Está demostrado que la educación es el motor para el desarrollo económico y social de los países. Mejora la productividad, impulsa el avance tecnológico y eleva el nivel del capital humano; a la vez que aumenta las oportunidades de acceso laboral, la calidad de vida y rompe con la transmisión de la pobreza intergeneracional.
En América Latina se vienen haciendo esfuerzos para cerrar las brechas en la desigualdad de clases sociales y de género. Es decir, en dar un mayor acceso a la educación de la población más vulnerable. En Colombia, por ejemplo, hoy en día se están graduando más mujeres que hombres en la educación superior. Pero todavía quedan muchos retos para poder cumplir con los ODS.
En Colombia el cumplimiento del objetivo de desarrollo sostenible número cuatro: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos” está lejos de las expectativas, especialmente por la pandemia. En América Latina, según un estudio de PNUD, los estudiantes se vieron rezagados con los cambios a educación remota, debido al limitado acceso a herramientas tecnológicas y académicas en el hogar, lo que los retrasó y traerá impactos negativos a largo plazo.
Los movimientos sociales que lograron cambios importantes en medio de la crisis actual fueron determinantes. Por ejemplo, en Colombia en los últimos años se aumentó el presupuesto para financiar la educación, no por voluntad del gobierno, sino por el movimiento social que se dio en contra de las medidas propuestas. Estas luchas permitieron un aumento en el presupuesto de educación de $12.197 millones de dólares ($26,9 billones de pesos constantes de 2010) en 2017 a $11.150 millones de dólares ($31,7 billones de pesos constantes de 2010) en 20211. Sin embargo, este aumento no ha sido suficiente para mejorar la calidad educativa, ni las condiciones de los profesores y los estudiantes. Por el contrario, las brechas frente a países desarrollados siguen creciendo y el presupuesto de la educación se pierde con fenómenos como la corrupción.
En el siguiente informe profundizaremos en el funcionamiento del sistema tributario y su impacto sobre la financiación de la educación en Colombia entre los años 2015 y 2021. Analizaremos las necesidades del sector educativo, la deuda histórica con el sector, sus reglas de crecimiento y su financiamiento.
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