El reciente comportamiento de la inflación en Colombia trae tanto buenas como malas noticias. Aunque la inflación ha bajado, situándose en 5,8% en septiembre, esta reducción se ha logrado a costa de enfriar la economía.
Y esto nos lleva a hacernos una pregunta ¿es realmente positivo que la inflación baje de esta manera? Por un lado, el Banco de la República subió las tasas de interés para frenar el aumento de precios hace más de un año. Esta medida de alguna manera ayudó a controlar la inflación, pero también redujo la demanda de productos y servicios, y encareció el acceso al financiamiento.
El problema es que esto afectó negativamente a la economía en general, ya que menos demanda significa menos inversión, y en Colombia la inversión ha estado cayendo en los últimos meses y apenas empieza a reactivarse gracias a la reducción de las tasas de interés. Ahora comparado con otros países grandes de la región, como Brasil, Chile, México o Perú incluso, Colombia tuvo un proceso inflacionario más fuerte y fue el último en alcanzar su punto máximo de inflación. Esto muestra que el país depende en gran parte de lo que sucede a nivel global.
Dependencia de insumos y materias primas
Colombia no controla los precios de los productos que más exporta, como petróleo, carbón, flores, café y banano, y es altamente dependiente de la importación de insumos estratégicos en la producción agropecuaria y manufacturera. En este sentido, el costo de las materias primas y cómo esto afecta a los productores es otro elemento determinante en el comportamiento de los precios. En Colombia, los precios de los insumos, especialmente en el campo y la industria, empezaron a ceder este año tras meses de crecimiento.
Esto significa que producir bienes se ha vuelto más caro y esa inflación al productor termina afectando al consumidor final. Sin embargo, en el contexto actual, no todos los productores pueden subir mucho los precios por la baja demanda, lo que afecta sus ganancias y la inversión en la economía. Por otro lado, las tasas de interés en Estados Unidos también influyen en lo que puede hacer el Banco de la República.
Tasas de interés y maniobra económica
Si suben las tasas allá, aquí el banco central tiene menos margen de maniobra, ya que subir las tasas demasiado podría frenar aún más la economía, pero no hacerlo podría mantener la inflación alta y generar fuga de capitales hacia destinos más rentables. Para corregir la inflación, en lugar de seguir reduciendo la demanda, sería mejor que el país aumentara la oferta, es decir, que produjera más y mejor. De esta forma se podrían controlar los precios sin afectar tanto el crecimiento económico.
Pero para esto se necesita la acción decidida del gobierno para impulsar la producción nacional con todas las herramientas de política económica. Sin embargo, hasta el momento las medidas han sido aisladas y con poca o nula efectividad. Además, medidas estructurales como la renegociación de los tratados de libre comercio, la política de reindustrialización o la misma reactivación económica se han quedado en discursos.
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La reindustrialización como estrategia
Aunque es bueno que la inflación esté bajando, la forma en que se ha logrado tiene efectos negativos en la economía, sobre todo en la inversión. Colombia necesita encontrar un equilibrio entre controlar la inflación y reactivar su crecimiento económico, mientras enfrenta los desafíos que los costos de producción y su transmisión al consumidor siguen presentando. En este sentido, es importante avanzar en tareas estratégicas como la reindustrialización.







