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Aranceles, insultos y redes: Trump y Petro profundizan crisis entre EE. UU. y Colombia

Oct 25, 2025

Aranceles, mensajes agresivos y falta de estrategia deterioran la relación entre Trump y Petro, dejando a Colombia sin una política exterior sólida.

Trump vs Petro

La reciente escalada de declaraciones entre ambos mandatarios no es un hecho aislado ni producto de un malentendido personal. Es el síntoma más visible de una relación estructuralmente desigual entre Colombia y Estados Unidos, marcada por la subordinación económica, el intervencionismo político y una diplomacia que desde la Casa de Nariño ha perdido rigor y serenidad.

El actual gobierno estadounidense, encabezado nuevamente por Trump, retoma su estilo injerencista y agresivo, mientras en Colombia se responde con reacciones impulsivas y mensajes en redes sociales, en lugar de con una política exterior articulada y unificada.

Era de esperarse: se pierde credibilidad, se debilita la posición nacional y se complica aún más el panorama económico.

Tabla comparativa de aranceles aplicada por Estados Unidos a varios países, incluido Colombia

Aranceles y amenazas: la vieja receta del poder

La imposición de nuevos aranceles a las exportaciones colombianas no responde a criterios económicos sino políticos. Trump usa los aranceles como arma de presión, castigando a gobiernos que no se alinean con sus intereses. Ya lo hizo con China, Brasil e India, y ahora lo repite con Colombia.

Aunque el anuncio de nuevos aranceles, que se sumarían al recargo del 10% aplicado a mediados del año pasado, el impacto esperado es que encarecerán las exportaciones manufactureras y golpearán de lleno a sectores productivos nacionales como el textil, el químico y el metalmecánico.

Llama la atención que el Gobierno colombiano haya manejado todo con secretismo y sin informar al país. Desde 2023 se hablaba de una revisión del Tratado de Libre Comercio (TLC), pero nunca se conoció una hoja de ruta ni resultados concretos. En vez de fortalecer una posición negociadora seria, se dejó crecer una crisis que ahora mezcla insultos diplomáticos con sanciones económicas.

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Diplomacia convertida en espectáculo

El manejo de las relaciones internacionales a través de redes sociales es una muestra de la improvisación con la que se abordan asuntos estratégicos. Las diferencias entre gobiernos deben resolverse con serenidad, canales formales y respeto por las formas diplomáticas. Ni Trump ni Petro parecen entender que, en diplomacia, las formas son fondo.

Mientras Estados Unidos actúa con arrogancia y prepotencia, Colombia se expone innecesariamente al responder en el mismo tono, sin medir las consecuencias. Una política exterior responsable debe anteponer la defensa de los intereses nacionales por encima del cálculo mediático o electoral.

Policía colombiano erradicando cultivos ilícitos de amapola en zona rural del país

La política antinarcóticos: el eterno pretexto del intervencionismo

La política antinarcóticos ha sido históricamente el instrumento más eficaz de control e injerencia de Estados Unidos en América Latina. Bajo el discurso de la “lucha contra las drogas”, se han impuesto condicionamientos políticos, económicos y militares que poco tienen que ver con una verdadera solución al problema.

Mientras se responsabiliza a los países productores, Estados Unidos evade su parte en el consumo interno, el lavado de activos y la entrada del dinero del narcotráfico a su sistema financiero.

En este contexto, los ataques de Trump a Petro no buscan combatir el narcotráfico, sino poner en cintura a un gobierno que intenta mostrarse autónomo, aunque sin la coherencia para sostenerla.

Entre la debilidad económica y la irresponsabilidad política

Colombia llega a esta crisis en una posición de debilidad estructural. Los tratados de libre comercio, lejos de fortalecer nuestra economía, han incrementado la dependencia externa y reducido la capacidad del país para responder ante presiones internacionales. Hoy enfrentamos una potencia que actúa con cinismo y fuerza, y un gobierno que responde con ligereza y falta de preparación.

Trump, que se acobarda frente a los poderosos y se ensaña con los débiles, ha encontrado en Colombia un terreno fácil para exhibir su fuerza. Y Petro, en lugar de construir una posición nacional sólida, cae en el juego de la provocación, arriesgando las relaciones bilaterales, la cooperación internacional y la estabilidad económica.

Lo que vivimos no es solo un episodio de diplomacia crispada, sino la confirmación de un modelo de dependencia que debilita nuestra soberanía y expone nuestra economía a los caprichos del poder externo.

Frente a la arrogancia imperial y la improvisación local, Colombia necesita serenidad, análisis y planificación estratégica. La defensa del interés nacional no se grita en redes sociales: se construye con institucionalidad, coherencia y dignidad.

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