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Desigualdad en Colombia ¿Por qué hay más mujeres NiNis?

Ago 27, 2024

En Colombia, por cada dos hombres 'ninis', hay tres mujeres, evidenciando una profunda brecha de género que persiste sin soluciones claras.

La alarmante situación de los jóvenes que ni estudian ni trabajan, conocidos como «ninis», afecta a uno de cada cinco jóvenes en Colombia, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Este problema se agrava aún más por la desigualdad de género: por cada dos hombres en esta situación, hay tres mujeres.

El término ‘NiNis’ simplifica una realidad compleja en Colombia, donde en 2024 más de 2,6 millones de jóvenes se encuentran en esta condición, según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH).

Este hecho revela una problemática estructural que va más allá de una simple decisión personal. Detrás de estas cifras se encuentra una red compleja de factores, como la carencia de acceso a una educación de calidad, la inestabilidad laboral, la informalidad y la falta de alineación entre el sistema educativo y el mercado laboral. Estos obstáculos reducen las oportunidades para los jóvenes y los llevan a una situación de inactividad involuntaria.

Las mujeres experimentan de manera más severa los impactos de este fenómeno, lo que se refleja en una notable brecha de género. A nivel nacional, esta desigualdad es alarmante, pero en el contexto global, Colombia se destaca con una de las cifras más altas entre los países de la OCDE. De hecho, el país ocupa el segundo lugar en este ranking, solo superado por Sudáfrica.

Este elevado nivel de desigualdad indica que, a pesar de los esfuerzos realizados para mejorar la equidad de género, siguen existiendo barreras importantes que afectan desproporcionadamente a las mujeres tanto en el ámbito laboral como educativo, revelando un problema estructural que demanda atención inmediata.

¿Dónde están ubicados los jóvenes en el país?

En 2023, la distribución geográfica de la población joven en edad de trabajar en Colombia mostró una realidad variada, según datos de la OIT. De los 11.907.450 jóvenes en este grupo, el 77% vivía en zonas urbanas, mientras que el 23% restante residía en centros poblados y áreas rurales dispersas.

Esta distribución no solo evidencia una concentración considerable en las principales ciudades, sino también las oportunidades limitadas que enfrentan los jóvenes en las zonas rurales. La crisis del sector agropecuario, marcada por la falta de inversión, la baja productividad y el acceso restringido a tecnología y mercados, ha llevado a que muchos jóvenes abandonen sus comunidades en busca de mejores oportunidades en las ciudades o incluso fuera del país.

Más de la mitad (52,6%) de los jóvenes colombianos de 15 años o más se encuentran concentrados en solo seis regiones: Antioquia, Valle del Cauca, Cundinamarca, Atlántico, Bolívar y el Bogotá. Esto indica que estas áreas albergan una cantidad considerable de jóvenes en comparación con el resto del país.

La población en Colombia está mayormente ubicada en las cabeceras urbanas, donde vive el 77,2% de la gente, según datos del DANE, con una mayor proporción de mujeres en estas zonas. Los departamentos con mejor desarrollo económico tienen una mayor presencia femenina, lo que sugiere que muchas mujeres están dejando el campo para trasladarse a las ciudades.

Este flujo migratorio ocurre principalmente durante las edades productivas y reproductivas, vinculadas al empleo. Las dificultades que enfrentan las mujeres en zonas rurales, como la falta de oportunidades laborales en el campo, resaltan la urgencia de implementar políticas que apoyen a estas comunidades y mejoren su acceso al mercado laboral.

El impacto de las brechas de género en la proporción de «NiNis»

El informe de la OIT pone de relieve una preocupante desigualdad de género en la conciliación entre la vida laboral y familiar. En 2023, por cada joven que dejaba su empleo por razones familiares, 2,5 mujeres jóvenes hacían lo mismo. Aunque esta brecha era aún más amplia en 2016, cuando 3,4 mujeres abandonaban su trabajo por cada hombre, sigue siendo evidente la necesidad de reforzar las políticas públicas enfocadas en la economía del cuidado.

Al comparar los sectores en los que trabajan los jóvenes hombres y mujeres, se observa una marcada diferencia. La mayoría de los hombres jóvenes (51,6%) se desempeñan en áreas como la construcción, la agricultura o el transporte. En contraste, la mayoría de las mujeres jóvenes (68,9%) se encuentran en sectores como la salud, la educación o el comercio. Aunque estos trabajos son fundamentales para la sociedad, suelen estar mal remunerados y no reciben el reconocimiento que realmente merecen.

Aunque en Colombia las mujeres se gradúan en mayor número que los hombres en educación superior, la razón por la cual hay más mujeres ‘ninis’ radica en una serie de factores estructurales y sociales. Las mujeres enfrentan mayores obstáculos para acceder a empleos de calidad, debido a la discriminación laboral, las diferencias salariales y la concentración en sectores con menos oportunidades.

Las presiones sociales y familiares, arraigadas en normas de género tradicionales, siguen asignando a las mujeres el papel de cuidadoras principales. Esta carga adicional, que según el DANE implica que las mujeres dedican cuatro horas y media más al día a labores domésticas y de cuidado que los hombres, restringe su capacidad para integrarse plenamente en el mercado laboral. Según la OIT, se necesitarían 209 años para cerrar la brecha de género en las tareas domésticas.

Un cambio sin soluciones concretas

Aunque el Plan Nacional de Desarrollo muestra un “compromiso” con la igualdad de género al proponer medidas para mejorar las oportunidades laborales y de emprendimiento para las mujeres jóvenes, aún no se han definido directrices claras para llevar a cabo estas promesas. Por un lado, el Sistema Nacional de Igualdad y Equidad, creado para formular y coordinar políticas de igualdad, aún no cuenta con lineamientos específicos que guíen su implementación efectiva.

Por otro lado, el apoyo al emprendimiento, que no es equivalente a un empleo digno, incluye la creación del Fondo Mujer Libre y Productiva para promover la autonomía y el empoderamiento económico de las mujeres. Sin embargo, este enfrenta serias limitaciones. Dado que las mujeres ya están sobrerrepresentadas en el sector informal y las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) no tienen tarifas diferenciales ni condiciones favorables, el emprendimiento no puede ser una solución a corto plazo. La falta de condiciones adecuadas y de apoyo estructural para la formalización empresarial limita el impacto de estas iniciativas.

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